Con todo mi empeño por buscarle otras vidas a objetos que ya no sirven para nada, se me cruzó por delante un número total de tres latas. ¿Qué podía hacer con ellas? Se me ocurrió sembrarles una de las plantas que menos tarda en enraizar: una planta de Cinta o Chlorophytum Comusum.
Esta es una planta de interior de fácil cultivo, no tolera el sol directo de mediodía pero está cómoda dentro de casa aunque no haya mucha luz.
Aunque tolera bien la falta de agua, ya que la acumulan en la raíz tampoco hay que abusar y dejarlas mucho tiempo sin al menos pulverizarlas.
Es muy fácilmente reproducible y con esto vamos a jugar para multiplicarla. Esta planta reproduce una especie de hijuelos en los extremos de unas ramitas que ellas mismas crean, que agarran fácilmente en cuanto tocan el suelo. Y yo, aprovechándome de eso cogí tres hijuelos de la poda necesaria para que estos hijos no estropeen la planta madre, ya que ella sacrifica mucha sabia en estos vástagos.
Así me han quedado mis latas recicladísimas. Recomiendo que si os animáis, las barnicéis porque algunos tipos de pintura puede. Estropearse con el agua. ¡Animaos!
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